Visitar el Parque de María Luisa – Sevilla – Guía para visitar Sevilla

Visitar el Parque de María Luisa (Sevilla)

Su historia:

En 1849 los duques de Montpensier, adquirieron el Palacio de San Telmo, hoy sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Entre las diversas obras que acometieron en él, encargaron al jardinero francés Lecolant la ejecución de un gran jardín acorde con la majestuosidad del edificio que habían convertido en su residencia. Con objeto de disponer de suficiente superficie compraron terrenos colindantes como la Huerta del Naranjal y aquéllos sobre los que se asentó el antiguo convento de san Diego.

Lecolant diseñó un gran jardín que, acorde con la moda del momento, seguía los dictados del paisajismo a la inglesa, incluyendo pinceladas de pintoresquismo que, en ocasiones, aludían a estilos propios de otras latitudes como la jardinería oriental, y en otras supusieron la ubicación de restos arqueológicos propiedad de los duques. No obstante, el diseño incluyó también composiciones dentro de la ortodoxia del formalismo francés al que, lógicamente, Lecolant no era ajeno.

Parque de María Luisa en Sevilla
© Roberta Morea. License: CC BY-SA 2.0

En mayo de 1893 una gran parte de ese jardín fue cedido por la duquesa viuda, la Infanta María Luisa de Borbón, a la ciudad. A partir de ese momento, todo este gran jardín que quedaba al sur de la nueva vía y que llegaba hasta el paseo de Bella flor –donde se ubicarían los Jardines de las Delicias- iba a ser un parque para la ciudad, que agradecida, lo llamaría Parque de María Luisa.

Parque de los Patos (Parque de María Luisa)
© Roberto Chamoso. License: CC BY-SA 3.0

El parque se abrió al público el 18 de Abril de 1914, constituyendo desde entonces y hasta 1973, en que se inauguraría el Parque de Los Príncipes, el parque por antonomasia de la ciudad. Con las obras de la Exposición Iberoamericana, que sumarían a su recinto las grandes plazas de España y América y numerosas glorietas, ha quedado como fiel exponente de la composición ecléctica que presidió durante la primera mitad del siglo XX gran parte de las realizaciones de espacios ajardinados y de los que la ciudad de Sevilla es significativo ejemplo.

Compromiso entre las formulaciones paisajísticas y la rigurosidad de los trazados de la ortodoxia francesa, su adaptación al Sur y al ambiente del regionalismo imperante en el momento, hizo de la glorieta la base de su composición. Su acentuado carácter local pese a la filiación de los que intervinieron en su diseño, mostrada tangiblemente en el profuso uso de materiales tradicionales como el ladrillo y la cerámica, lo convierte en un exponente significativo de una manera de abordar la jardinería pública hoy olvidada y relegada por otras de mucha mayor aceptación al gusto de los usuarios de estos tiempos.

Parques como el Alamillo o el Infanta Elena, con una nueva teoría naturalista casi de espacios rurales traídos al interior de la ciudad con un uso masivo de vegetación autóctona, han introducido una visión nueva que, si ha de ser señalada por algo, es por el olvido de la glorieta, acuerdo entre vegetación y arquitectura que fue y es la base de la composición del gran parque de Sevilla.

Fuente: Sevilla.org

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