Piel de Toro (1985)

Textos escritos de la mano de Salvador Távora sobre su obra…

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PIEL DE TORO de Salvador Távora

TEXTOS PREVIOS AL ESTRENO 

PIEL DE TORO

«Con la montera encajada hasta las cejas, los dientes clavados en la esclavina del capote de brega y los ojos a la altura del límite del burladero, esperé y vi salir, por el oscuro portalón de los toriles, muchos toros: negros y berrendos, corniveletos y escobillados, cárdenos y meanos, astifinos y brochos…

Era un juego con la muerte y la vida, con la vida y con la muerte, donde por entender lo inútil de la partida, abandoné y ganó la vida. Sin embargo la muerte, que ya era para mí una extraña amiga con la que dialogaba, no me perdonó el quiebro que le di, y me condenó -hasta que quiera volver, otra vez, a jugar conmigo- a andar por el mundo con la vida a cuestas. Me condenó a no salir jamás del ruedo. Pese a mi voluntad de no pisar, nunca más, la arena de una plaza de toros; pese a mi firmeza de guardar para siempre en su fundón los afilados estoques que tantas veces, con dramática destreza, había eficazmente utilizado; y para ello, la muerte no encontró forma más fácil que hacerme ver con malicia ibérica, que todo fuera del redondel amarillo sería lo mismo, que no había más opción que ser torero o toro, en este ruedo inmenso que tiene los chiqueros en el sol, en Gibraltar, y la Presidencia, donde siempre, en la sombra, en los Pirineos, lleno de cruces y cirios, alguaciles y santos, vencedores y vencidos…, y me hizo tomar obligada conciencia de que, ya sin remedio, por renunciar a las riquezas que me había ofrecido con su juego, andaría sin descanso por el anillo rojo y gualda del país, dando tumbos con el dolor del toro.

Así, con un par de banderillas negras clavadas en las espaldas y acorralado oficialmente, crucé, decidido, el oscuro portalón del miedo e inicié esta arriesgada corrida teatral que dura ya quince años largos, donde hemos intentado, a veces manchado con sangre de verdad los escenarios de medio mundo, dejar en ellos un documento emotivo de los sinsabores, las angustias y las aspiraciones de los que no queremos ser, ni en el coso ni fuera de él, ni toro ni torero.

De todas estas reflexiones nace PIEL DE TORO. De una experiencia vivencial de tiempos dramáticos y contenidos ajenos a cualquier respetable ejercicio de investigación teatral. De mi terco empeño en organizar el discurso escénico por la vía impulsiva de una especie de poética de los sentidos. Y de mi convencimiento de que la crueldad y la belleza de las corridas de toros tienen una correspondencia directa y una estrecha relación con la belleza y la crueldad de nuestra historia. Y que, ninguna de las dos historias, la de las corridas o la nuestra, se puede contar por separado sin que se rocen o se arañen una a la otra: armonizadas con los elementos estéticos que las han personalizado; elevadas al campo del arte o de la imaginación; y envueltas, cuidadosamente, en ese universo sonoro de sensibilidad popular que las ha caracterizado, se muestran, por afinidades dramáticas, como un mismo hecho, o una misma tragedia, en un mismo paisaje.»

Salvador Távora